La triple relación entre número de habitantes, número de vehículos y trancones es directamente proporcional. Se necesitarán siempre buenas y amplias calles, pocos vehículos y una pequeña dosis de paciencia y cultura si alcanza. Esta ciudad no es excepción: cerca de ocho millones de personas con un número elevadísimo de carros y pocas motos, sumado a unas vías en buen estado, da como resultado algunas horas en un bus para ir de un lugar a otro. Recomendación: tomar tubo (nuestro hispanismo para el Tube) y confiar en que si se llegará a tiempo al destino. El inconveniente: es más costoso.
Aquí el transporte está bastante organizado y la oferta es abundante en variedad y precios. Inicia todo con los buses de un piso, doble piso y con acordeón en la mitad. Sigue el Tube (subterráneo) y sus amigos en rieles: el Overground (por encima del suelo), el Rail (tren hacia las ciudades próximas) y el Tram (tranvía). Las otras opciones son los Coaches (algo así como buses intermunicipales), los botes por el río y los taxis, que son muy costosos.
Existe una gran malla vial para los que van en bicicleta y la gente respeta siempre a los que vayan en dos ruedas, teniendo además en cuenta que las motos son menos comunes aquí que en Colombia, por ejemplo.
Creo que si en Colombia tuvieramos un sistema de transporte tan organizado y eficiente, arreglaríamos un montón de problemas en cuánto a eso se refiere, aunque el enorme paso inicial sería lograr que los buses fueran estatales y no privados, pero los intereses existen por doquier y dificilmente se lograría algo así.
Los buses tienen un carril exclusivo en casi toda la ciudad, por el cual, supuestamente, tardan menos tiempo en completar su recorrido. Existen paraderos para ellos, y es el único lugar donde se pueden quedar: uno no puede tocar el timbre y decir: '¿Es que me va a llevar hasta donde su madre?', porque si la madre del conductor vive en la próxima parada, probablemente si lo lleve hasta allá. Y, como este sitio es veinte veces mi ciudad, en cada paradero existe un mapa donde se muestra el recorrido de los buses que pasan por allí y la hora en la que probablemente pasará. Uno puede pagar los trayectos en el bus o en la máquina de los paraderos pero resulta muy costoso, la mejor opción es comprar una semana con la tarjeta Oyster, con la cual uno podrá montar todo el día, todos los días en los buses que quiera, perderse y volverse a montar.
El respeto por el peatón es evidente: existen algunos puntos de cruce que son solo unos bombillos que están titilando y, si se pone alguien al lado, los vehículos frenan y esperan, sin desesperar ni pitar, hasta que pase el que está caminando.
Aquí los conductores de buses son mujeres y hombres de todas las razas y características, deben estudiar bastante para llegar a serlo, así como los taxistas, pero tienen algo en común: al no haber registradoras, cuando se les pasa alguien sin mostrar el tiquete se vuelven unas fieras y van gritando: '¡Si no me muestra un tiquete válido o me paga el recorrido, voy a llamar a la policía!'. Y es muy cierto: todos los buses tienen radio, además del GPS, y con solo una llamada pueden mandar, como ya les había contado antes: cuatro patrullas de policía en carro, una unidad en moto, dos ambulancias y un carro de bomberos; en caso de estar el sujeto armado, aunque fuera con algún tipo de corta-naranjas, podrían hasta mandar un helicóptero y llamar a la mismísima BBC para que cubriesen el evento. Y aquí, la verdad, si que podría suceder.
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Que rico que volviste a escribir, me encanta conocer otras culturas y por eso me gustan tus relatos, porque son mostrando esas cosas, que de pronto algunas ya había escuchado, pero otras no. Además que como te lo he dicho, me impresiona tu capacidad de contar historias con esa fluidez, son hábilidades que pocos de otras carreras, distintas a las de Comunicación Social, literatura o licenciaturas, tienen. Que rico que sigas contando esas historias impregnadas de la cultura de allá y de lo que has vivido allá. Un abrazo. Silvia Jaramillo
ResponderEliminarBueno Walter, como madrileño quizá veo las cosas un poco distinto. El metro londinense me parece una peste: lento, viejuno, ruidoso, a menudo sucio, imprevisible y, sobre todo, carísimo. Tanto el de París como el de Madrid me parecen claramente superiores.
ResponderEliminarRespecto al tráfico vial es cierto que el trato con los peatones y las bicis es correcto, pero por lo demás son tan piruleros e impacientes como en mi poblachón manchego (intermitentes de adorno, cambios de sentido donde me sale, pitada a los 0,4 segundos si no has arrancado nada más ponerse en ámbar, etc.) Por cierto, los taxis además de caros son tan joputas como era de esperar.
Lo de los polis sí que me parece sorprendente. El otro día estaba comiendo en un Mac Donald´s con Kira y vimos llegar una tropa de coches policía que prácticamente coparon Kensington High Road, de los que salieron varios agentes que entraron en el metro de High Street. Menuda balumba liaron por algo que no debía ser tan grave, porque no he leído nada en los periódicos fuera de lo común.
Jaja y es cierto lo de la rigidez en la puntualidad inglesa? Deben tener un cronometro mental muy bueno para llegar a tiempo con tan largos recorridos.
ResponderEliminarAquí sería un sueño para los demás conductores que los buses tuvieran su carril propio... ¬¬
Silvia, gracias por el montón de piropos... voy a terminar sonrojado. La verdad es que me gusta escribir y lo intento, solo es eso. Aunque bueno, debo admitir que soy bastante perezoso algunas veces.
ResponderEliminarDavid Plaza.... pues si, la cosa es que mirá que yo comparo este país con el mío, bastante diferente: vos tenés una visión mucho más europea y probablemente estás acostumbrado a muchas cosas a las que yo no estoy, como vos mismo lo decís. Y el metro si es cierto, el de mi ciudad, aunque pequeño, es muchísimo mejor que el de Londres: desde la cultura de la gente hasta la ingeniería que tiene, yo tuve la oportunidad de trabajar en algunos proyectos cercanos en la Universidad y pude conocer de cerca su funcionamiento. Y la policía... estos tipos son los más graciosos del mundo entero: justo hace unos minutos ví cinco de ellos rodeando a alguien al que solo le iban a hacer una multa de tránsito. Por cierto: ¿Cómo te terminó de ir con el
David Ríos: La puntualidad es cierta: te podés imaginar que si en la boleta de un concierto dice que un artista sale a las 8.45 pm, no se toman ni un minuto más o uno menos, así la presentación sea de música clásica o de punk, es increible la seriedad que le ponen al reloj.